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La no verbalidad del pensamiento

En ocasiones tengo una buena idea y cuando trato de explicármela a mi mismo o a otro suele suceder que me cuesta encontrar las palabras que describen con precisión dicha idea. En ese caso pueden darse dos circunstancias distintas:

  1. En realidad esa idea es un pufo que no va a llegar a ninguna parte o no está ni mucho menos madura. Necesita mejorar.
  2. La idea es correcta y la puedo percibir de forma cristalina. Sé que es correcta (hasta que se demuestre lo contrario) pero me cuesta mucho expresarla. Destaca.

El segundo caso es un ejemplo claro de algo que desde mi punto de vista sucede en muchas ocasiones (al menos en mi caso). El cerebro crea sus ideas y estructuras mentales de forma no verbal.

Schopenhauer dijo una vez:

Las ideas mueren en el momento en que se encarnan en palabras

(tomado de la sección "La no verbalidad del pensamiento"
del libro "La nueva mente del emperador" de Roger Penrose)


Tengo la opinión de que ideas muy originales y creativas surgen en el cerebro de forma no verbal. A modo de imágenes, asociaciones de ideas, paralelismos entre conceptos y otras formas posibles. No obstante, sea la idea una genialidad o un tremendo patinazo, es necesario someter la idea al escrutinio de los demás e incluso de uno mismo a través de la palabra.

Exigir a la idea que se exprese y se describa nos asegura en cierta medida que encontraremos los detalles que la legitiman o la descartan. Incluso aunque la verbalización sea para nosotros mismos, el hecho de escucharnos diciendo algo incorrecto seguramente hará que nos demos cuenta del error con mayor probabilidad que si solamente pensamos en ello, habida cuenta de que es el mismo pensamiento el que ha engendrado la idea incorrecta.

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